Llueve a cántaros sobre la Institución Educativa Compartir Suba. Extrañamente el colegio parece desierto, más gris que nunca. No hay voces, no hay niños corriendo por los pasillos, los balones descansan hoy. El ruido de la tormenta lo satura todo y, salvo por los rostros de algunos estudiantes asombrados que a través de las ventanas miran como se van llenando los charcos en el patio, se podría pensar que es temporada de vacaciones.
Suena la campana para el cambio de clase, el timbre está más ronco que lo habitual. “Pero, con este clima, ¿cómo no iba a estar ronco?” -Piensa el profesor Julián y sonríe mientras avanza presuroso como una sombra de bata blanca por el balcón del segundo piso. En un día sin lluvia se hubiera detenido unos segundos a leer el periódico mural del grupo de tecnología, pero no hoy, el frío y la humedad lo disuaden. Tiene clase con séptimo, un grupo que le gusta.
En el salón 702 hay 25 estudiantes, que como un acuerdo inconsciente, han preferido hablar bajo, casi musitando, como si estuvieran en una sala de cine o en un auditorio. Y es normal, a los niños les encanta escuchar la lluvia y cazar los truenos en el horizonte.
El profesor Julián casi tiritando abre la puerta del salón. Adentro, el clima es más acogedor. Para un docente comprometido, dentro del aula siempre es más acogedor. Los saludos protocolarios, las indicaciones acostumbradas y, entonces, el salón retorna a la organización planeada. “Qué bueno que está lloviendo, porque precisamente hoy veremos el Ciclo del agua” – Indica el profesor Julián. Es una afortunada coincidencia. Julián ha planificado su clase con el enfoque del aprendizaje experiencial. Así que la lluvia, ahora, es una espléndida oportunidad. Empezará el ciclo de aprendizaje de Kolb, desde la etapa de la experiencia concreta.
“Miremos un momento por la ventana. Llueve duro, ¿no es cierto? Es natural que llueva de vez en cuando, aunque a veces parece que cae más agua de la deseada. ¿Ustedes saben, por qué llueve? O ¿a dónde va a parar el agua que se acumula en los charcos o que baja de las montañas? ¿Se han preguntado alguna vez de qué están hechas las nubes y por qué flotan?...” Así introduce el profesor Julián al grupo al momento reflexivo del ciclo de aprendizaje. Ha planeado que los estudiantes puedan responder mediante dibujos, que otros busquen en internet canciones que hablen de la lluvia y otros consulten poesías y mitos sobre el agua. Pueden utilizar sus celulares y tablets para ver los link que el profesor ha publicado previamente en la plataforma LMS de la clase.
El profesor Julián sabe que sus estudiantes tienen diferentes estilos de aprendizaje, por eso ha planeado diferentes estilos de actividades. Los estudiantes responden creativamente, algunos, aventuran hipótesis con tintes míticos y culturales, otros racionalizan la experiencia. “Llueve porque las nubes estaban muy mojadas”. Fue solo una de las intervenciones de la reflexión. Pero mientras socializaban los dibujos, las canciones y los poemas, la lluvia dejó de ser un mero hecho natural y se llenó de connotaciones culturales. Resultaba ahora más interesante, incluso para los estudiantes más desencantados y asimiladores. En el foro de la clase, los estudiantes publican sus ideas.
Durante la etapa de conceptualización abstracta, el profesor Julián compartió con ayuda del Video Beam del salón un módulo de la plataforma, en el que se mostraba el ciclo del agua con infografías, luego un video, una actividad interactiva en flash y, más adelante, una canción sobre el mismo tema. Traía un paisaje mural en el que los estudiantes más kinestésicos deberían pegar las partes del ciclo del agua.
Los estudiantes veían en la ventana una lluvia que se iba convirtiendo en una apacible llovizna, pero ahora, el estado de asombro y temor, daba paso a un sentimiento de regocijada comprensión. Palabras como precipitación, evaporación, condensación, explicaban hechos que antes eran misteriosos, como el de los vidrios empañados donde se podía dibujar huellitas, corazones y soles ausentes por los que suspiraban los niños cuando la lluvia era larga e inhóspita.
Para la etapa de experimentación activa, el profesor Julián llevó a los estudiantes al laboratorio. Derritieron hielo, evaporaron agua y la condensaron de nuevo. Mojaron papel y calcularon lo que demoraba en secarse. Experimentaron el efecto de la gravedad sobre el agua y entendieron la razón y el riesgo de las avalanchas. Todo un mundo de acontecimientos en relación al agua y la lluvia, comenzó a tener sentido.
De vuelta al salón, la lluvia había cesado y los charcos reflejaban un cielo limpio y luminoso. Los pajaritos, que se habían silenciado durante la tormenta, ahora dejaban oír su voz más clara y precisa. Todo renacía con una inusitada limpieza. El olor a tierra húmeda, a pasto mojado, los colores de las flores del jardín, todo en la naturaleza mostraba a los estudiantes una renovada y ancestral belleza.
Ya casi finalizaba la clase. Solo faltaba indicar la evaluación. Para la siguiente sesión, los estudiantes más divergentes y Kinestésicos Julián les propuso un baile que representara el ciclo del agua, para los acomodadores, asimiladores y visuales, propuso realizar un microensayo o una presentación en Prezi, y para los convergentes y auditivos, los convidó a componer una canción o un juego didáctico. Podrían trabajar en grupos y la valoración se haría entre todos.
Sonó la campana para el cambio de clase. El timbre seguía ronco, pero ya no importaba. El sol brillaba y para el profesor Julián era una afortunada coincidencia, tenía clase con grado sexto y trabajarían el proceso de la fotosíntesis.
Como la experiencia es el motor del aprendizaje, los contenidos, los recursos y herramientas tecnológicas seleccionadas, deben contribuir al tránsito efectivo de los estudiantes por cada uno de los tipos de experiencia, y del mismo modo ofrecer alternativas que favorezcan didácticamente los distintos estilos de aprendizaje. Es aquí donde la planeación representa el valor más importante en la didáctica del docente, pues le permite diseñar actividades en calidad y cantidad suficientes para atender a los tipos de experiencia requeridos y a los estilos de aprendizaje de sus estudiantes.
Autor: Jovanni Andrés Torres Viasús. 2014
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